2 de julio de 2016

Estoy viviendo la crisis de los 25… (me acabo de acordar que ya casi cumplo 26)

Siempre he escuchado hablar de la crisis de los 25 y honestamente pensé que eso no existía o que simplemente no iba a padecer de ella, peeeeeeeero como se imaginaran o como ya adivinaron por el título de esta entrada, efectivamente estoy viviendo la crisis de los veintitantos.

Estoy 100% seguro que  junto a los “chavalos y chavalas” de mi generación voy corriendo a la velocidad de la luz hacia edades que hace no mucho tiempo nos parecían tan adultas y lejanas. Y a más de una he escuchado decir “ay ya estoy vieja” o “cuando era joven”.

No quiero ser pesimista pero los 25 parecen ser la edad del desaliento, por alguna extraña razón uno siente que llegó a un punto sin retorno y la juventud comienza a verse como una cosa distante y que se aleja cada vez más rápido.

Y lo peor no es tener los 25 años, lo peor es lo que conlleva tener esa edad. Las pláticas con mis amigos ya no son sobre la universidad, sobre amores platónicos ni chavaladas, ahora se habla de bodas, divorcios, crisis financieras y muchos otros malestares que aquejan a las personas adultas. Males que ahora nos aquejan a nosotros. Hasta me duele el corazón cuando admito que soy adulto.